domingo, 27 de marzo de 2011

Arroz con leche.

Ingredientes:
- 150 gr. de arroz.
- 1 litro de leche entera.
- 250 gr. de azúcar.
- 1/4 litro de agua.
- 1 rama de canela.
- 1 cáscara de limón.
- 1 pizca de sal.
Elaboración:
   Poner agua en una olla a calentar, cuando empiece a hervir añadimos "la pizca" de sal y el arroz, moviendo durante 4 ó 5 minutos, para que "rompa". Añadimos la leche, el azúcar, la canela y la cáscara de limón. Cuando comienze a hervir, reducimos el fuego al mínimo y seguimos moviendo de vez en cuando durante media hora más o menos, según se quiera de cremoso.
   Una vez que esté hecho, lo ponemos en la fuente donde lo vayamos a servir y dejamos enfriar. Un rato antes de llevar a la mesa, espolvoreamos azúcar por encima y quemamos.

Notas:
   Empecemos por el final, el secreto de quemar el azúcar cuando lo vamos a poner en la mesa es porque si lo hacemos antes, el azúcar caramelizado se pone demasiado líquido y queda un poco aguado.
   La medida de la "pizca" no es más que un gramo de sal, pero si no tenéis báscula de precisión la cantidad es justo la que se coge entre los dedos índice, corazón y anular.
   Si no os gusta demasiado empalagoso, podéis quitar algo de azúcar a la receta, es solo cuestión de ir probando hasta que encontremos nuestro punto de dulzor. Otra opción, aunque a mi me gusta menos es echar el azúcar cuando al arroz le quede unos 10 minutos para estar. Probad y decidid vosotros la que más os gusta. A mi chico la gusta más echando el azúcar al final y a mi de las dos maneras!!!
   También podéis poner canela molida por encima en vez de echar azúcar .

Apuntes:
   Esta semana os enseñaré un fantástico whisky de malta que me enseño un amigo y que se ha convertido en uno de mis favoritos.
   Este whisky se elabora en la zona de Islay, y presenta las características propias de la zona, es un whisky con un gran toque ahumado, se lo da la turba ( es un combustible vegetal ) y un final salino. Es curioso, pero al olerlo tiene un toque de chocolate negro. La forma de disfrutarlo, pues a ser posible, sin hielo, como mucho, con un poquito de agua, aunque como ya sabéis algunos, yo no puedo resistirme a poner algo de hielo, es un defecto que tengo y no lo puedo remediar.
   Mi consejo es que no se os ocurra entrar en el mundo de los maltas con este whisky, porque no volveréis a probar ninguno, es demasiado fuerte para empezar.  Hay quien dice que si te pasas con él, el día siguiente parece que estás "pegando lametones a un salmón", pero yo diría que a un arenque más bien.
   Es cierto, es un whisky para tomar una copa o dos, bueno, o tres ( eso ya es mucho, pero... ), y ya está, ni una más, porque en serio, os acordaréis de él.
   Y mañana, aprovechando que descanso, iré al centro a comprar una botella, porque la de la foto es de unas copas atrás.
   Por cierto, si tenéis pensado comprarlo, no olvidéis comparar precios, porque hay mucha diferencia entre unos sitios y otros, está  entre los 45-70 euros, y esa es mucha, pero que mucha diferencia.

   Bueno, la receta de hoy es la que siempre se ha hecho en mi casa, aunque en mi pueblo se hace de otra forma, pero esa receta se la dio una asturiana ( Julia ) a mi madre hace un montón de años, vamos, cuando pasabamos los veranos en Otur, sitio al que por cierto tengo que volver, y más ahora que da gusto con la Vía de la Plata.

   Espero que os guste, es muy sencilla y a los golosos les gustará, y si por cualquier cosa lo preferís más caldoso, pues fácil, se echa más leche y listo.

   Nos vemos el domingo que viene como muy tarde. Feliz semana a todos!!!!!!

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