jueves, 19 de mayo de 2016

Garbanzos especiados


 Ingredientes:
- 400 gr. de garbanzos cocidos.
- 1/2 cebolla.
- 30 ml. de aceite.
- 3 gr. de anardana.
- 2'5 gr. de comino.
- 2 gr. de cilantro.
- 1 gr. de pimienta negra.
- 0'2 gr. de clavo.
- 2 dientes de ajo.
- 3 gr. de jengibre fresco.
- Sal
Elaboración:
   Pon la sartén a calentar con el aceite. Cuando coja temperatura, añade la cebolla partida en juliana y saltea hasta que esté tierna, con cuidado de no quemarla.
   Añade las especias a la sartén junto con el jengibre, los ajos bien machacados y la sal. Da unas vueltas para que se tuesten un poco y añade los garbanzos escurridos. Saltea para que se impregnen bien de los sabores y para que cojan temperatura.
   Este plato se puede servir tanto caliente como a temperatura ambiente.

Notas:
   Empiezo diciendo, para los que no lo sepáis, que la anardana es simplemente la semilla de la granada. Se puede conseguir sin problema en tiendas de especias bien surtidas o, como siempre, por internet. Si no la pudiérais conseguir, no pasa nada, se omite y listo.


   En la foto podéis ver todos los ingredientes necesarios en la receta, excepto la sal y el aceite (también podéis probar a poner ghee (pinchando aquí obtendréis la receta), que le da un sabor muy bueno). En la foto además podéis ver unas cucharas medidoras, en este caso, regalo de mi queridísima Nieves, que me dio un sorpresón cuando me las puso en la mano con su preciosa bolsita de regalo. Si las tenéis en casa os diré que para medir los ingredientes de la receta los gramos corresponderían a 2 tbsp de aceite, 1 tsp de jengibre fresco rallado, 1 tsp de anardana, 1 tsp de comino, 1 tsp de cilanto, 1/4 tsp de pimienta negra y 1/8 tsp de clavo. Igual así vais más rápidos. También pongo la foto para los que no tenéis ni cucharitas, ni báscula de precisión, cosa que como siempre, recomiendo que os compréis.


   Los garbanzos los podéis cocer en casa o utilizar de los que vienen cocidos ya en cristal. Hoy los míos son de bote, que iba con prisas, estaba de antojo y no quería esperar a remojarlos y cocerlos. Si los utilizáis de bote, no olvidéis enjuagarlos.


   Como véis, en esta ocasión, en vez de rallar el jengibre, lo he machacado junto con el ajo. El motivo por el que se ralla es para que quede más fino, pero así queda también genial.


   Aunque la receta original va con cebolla roja, la receta la hago siempre con la que tengo a mano. En este caso va con cebolla amarilla. La diferencia es que la roja es algo más picante, pero realmente, la diferencia no es tan abismal como para dejar de hacer la receta por no tenerla a mano.
   Como veis, no la frío en exceso, tan sólo lo suficiente para que se quede tierna. Una vez que está, se añaden todas las especias junto con la sal para que se tuesten y suelten sabor en el aceite, que después se pasará a los garbanzos. Hay que tener mucho cuidado de no quemarlas!! 


   Los garbanzos no deben saltearse mucho tiempo, tan sólo lo justo para que se impregnen del sabor de las especias y se calienten. Como digo en la elaboración, no es un plato que se tenga que comer caliente a la fuerza.

Apuntes:
   Y vuelvo con un plato bien especiado y delicioso, si os gustan estos sabores. Como ya he dicho en las notas, la anardana es la semilla de la granada, de la que soy fan incondicional desde tiempos inmemoriales. Esta se utiliza mucho en la cocina india y en la persa, ayudando a acidificar el plato, del mismo modo que se utiliza el zumaque o el amchoor, con la diferencia de que la anardana aguanta muy bien las cocciones y se puede añadir desde el principio de la receta. Cocinado con cordero queda bárbaro, en las "anardana aloo", queda de muerte lenta, en adobos, en el hummus, añadiendo lo que en cocina viene siendo un flus, no os imagináis el puntazo que le da!!. En fin, en mil y un platos, incluyendo las ensaladas, pescados e incluso como parte de la receta de un pan cualquiera.
   Esta receta me la encontré un día dando un paseo por la red y me enamoró tanto por la el tipo de especias que llevaba, que la apunté en la libreta dedicada a "recetas pendientes" que siempre tengo al lado del ordenador, ya que si no lo hago así, sé que después, lo normal, es no dar con ellas de nuevo.
   Aunque os parezca una mezcla muy potente, mucha cantidad de especias, en serio, probadla, eso sí, siempre que os gusten los sabores especiados...

   Y casi sin darnos cuenta estamos ya a mediados de Mayo, vamos, que tenemos el verano a la vuelta de la esquina, aunque esta primavera haya tardado en llegar. Tengo que decir que el primer día que he tenido esa sensación de calorcito fue el domingo, en Sevilla. Sí, en Sevilla, ya que he bajado a ver como mi sobrino recibía su Primera Comunión. Sabéis que a los eventos familiares ni se puede, ni se debe faltar siempre que sea posible. Llegamos la madrugada del viernes al sábado, puesto que por el trabajo de Caco salimos de Madrid a las mil, pero llegamos, que es lo importante. Podría poner foto de Ignacio, que es quien era el protagonista, pero sabéis, los que seguís el blog habitualmente que de quien suelo poner fotos aquí es de Carlota, otra de mis sobrinas, por lo que ahí la tenéis, en el momento en el que me pidió que le hiciera una foto.


   Estáis en lo cierto, ahí estaba todavía sin peinar, pero mi hermana sabía que si lo hacía antes, no llegaba bien al evento, por lo que la peinó al bajar del coche. Dos años, casi dos meses y la perruza sigue casi sin hablar, sigue utilizando el famoso dedo mágico que todo lo consigue, por lo que me sorprendió cuando me pidió la foto, la verdad.
   Lo pasamos genial, la verdad, aunque yo terminé la noche algo accidentada preparando unas pizzas en casa de mi hermana por la noche, después del fiestorro en el sitio de la comunión. El domingo madrugué para tomarme un café con Marga y con padre, que se alargó mucho rato, pero es que yo estaba tan bien que no tenía prisa por volver a casa, la verdad. Al final nos echó el sol, que como he dicho, apretaba de lo lindo y yo iba más vestida de medio invierno que de medio verano, pero os juro que por la mañana temprano hacía fresquete.
   Después nos llevaron mis padres a conocer la Lonja del Barranco, que a pesar de haber bajado unas pocas de veces a Sevilla, entre unas cosas y otras, no había ido a conocerlo. La verdad es que está fenomenal, sitio pijillo, molón, con luz y con comida rica. La pena es que esta vez me he quedado sin comer el clásico piripi (aquí la receta), pero lo haré cuando vuelva a bajar.

   En fin, que como siempre suelo decir, no me entretengo más, que ya os he soltado suficiente rollo por hoy. Tengo ganas de poner un par de recetas en el blog, una salada y una dulce y no sé en el orden en el que irán, pero irán las dos, sin duda alguna. Una es de pasta y otra es de unas riquísimas galletas de mantequilla. La primera que vuelva a hacer será la primera en ir al blog.

   Nos vemos en unos días... Feliz semana a todos!!!

martes, 3 de mayo de 2016

Salsa Macha


Ingredientes:
- 25 gr. de chile de árbol.
- 20 gr. de ajo.
- 3 gr. de sal.
- 75 gr. de aceite de oliva virgen extra.
Elaboración:
   Lo primero que tienes que hacer es quitar el rabito a los chiles, ya que no van en la preparación. También pela y lamina los ajos.
   Pon en una sartén un tercio del aceite total y saltea los ajos hasta que cojan color, con cuidado de que no se quemen. Cuando estén dorados, aparta y deja enfriar.
   En la misma sartén pon los chiles y deja que se hagan un poco, con mucho cuidado, hasta que veas que cambian un poco de color. Saca de la sartén y deja enfriar junto con los ajos.
   Una vez que esté todo frío, ponlo en un procesador de alimentos, junto con el aceite restante y la sal. Bate hasta que tenga el molido que te guste, ya sea dejándolo todo muy picado o por el contrario, dejando trocitos de chiles.
   Guarda en un bote bien cerrado. Se conserva bien fuera del frigorífico, pero durará más tiempo si lo conservas en frío.

Notas:
   Antes de que se me pase, los 20 gr. de ajos son sin piel y los 25 gr. de chile de árbol son sin el rabito, pero con las semillas. Si queréis, se le pueden quitar también, pero estas le dan un toque muy bueno a la salsa.


   En la foto podéis ver la cantidad que son 25 gr. de chile de árbol, como podéis ver son un buen puñadito, son pequeños y pesan poco.


   Y esos son los ajos laminados y la sal, como veis es una cucharita pequeña. Como siempre os pongo estas fotos por si no tenéis báscula de precisión para que veáis más o menos las cantidades. Del aceite no tengo foto, pero son más o menos unos 9 cl.


   Ahí tenéis los ajos, antes, bueno, más bien durante y después, para que veáis el punto de dorado que les doy. Los ajos no hace falta laminarlos, se pueden dorar enteros o incluso no hacerlo e incluirlos en crudo, pero el sabor cambiará un poco.


   Y os prometo que aunque en la foto no se vea la diferencia de color, al natural sí que se veía!!! Como he dicho antes, hay que tener muchísimo cuidado para que no se quemen, ya que si no amargaría mucho la salsa y se echaría a perder.


    Si hacéis mucha cantidad y tenéis "la infernal", lo hacéis en ella, pero para poquita cosa me da mucha pereza ensuciarla y trituro las cosas en el accesorio de la batidora.


   Y eso es lo que sale con las cantidades que doy en los ingredientes. El motivo de hacer tan poquita es porque cunde mucho y prefiero ir haciendo de poco en poco. Si queréis más, es sencillo, se doblan, triplican o "-ican" hasta el infinito...
   No salgo del apartado de "Notas" sin antes decir alguno de los usos que se le pueden dar a esta salsa, que vale para acompañar y mojar una carne, añadir a un sandwich, para poner en un taco... Eso sí, siempre con mesura, ya que pica mucho.
   Si os apetece suavizar un poco el sabor, se le puede poner un poco de chile morita, que es más dulce y añadirle cacahuete y semillas de sésamo, que deberéis tostar también. Es una variación de la receta que yo he puesto. Incluso, si se le quiere dar un punto de acidez, se le puede poner un poquito de vinagre. Como digo, todo eso es al gusto. A mí me gusta más pura, por eso no le meto nada más que lo básico.

Apuntes:
   Salsa recomendable al cien por cien si gusta el picante. Aquí empieza una serie de recetas elaboradas con chiles, que iré poniendo poco a poco, para que os animéis a elaborarlas todas.
   Antes de nada decir que si no conocéis ninguna tienda cerca, siempre podéis comprar los chiles en internet. Por si no tenéis ningún sitio de confianza, os digo que en Black Pepper &Co (pinchando aquí iréis a la web) encontraréis todos los chiles que yo voy a utilizar en estas recetas. Aunque alguno no lo tenga en la página, en la tienda física sí los tiene, por lo que una simple llamada o mail y Luis estará encantado de atenderos.

   Os enseño una foto de los chiles que me han traído directamente desde México, me encantan, me tienen loca y estoy separando las semillas de los que utilizo, por si valieran para sembrarlos.


   Molan, ¿verdad?. No me digáis que no, que no me lo creo. Es curioso, cuando los compro, ni de broma compro esa cantidad y los utilizo con cuenta gotas, ya que me da pena que se terminen, pero ahora que tengo ese montonazo me da pena usarlos por lo mismo. No me entiendo ni yo, la verdad. Las variedades que me ha traído mi Ampa son de izquierda a derecha, pasilla, morita, ancho, árbol (el de la receta de hoy), chipotle y cascabel.


   En esa foto los podéis ver más de cerca. Ahora dudo sobre cual será la próxima receta que ponga en el blog con alguno de ellos, tengo dos en mente, por lo que me tocará echarlo a cara o cruz.
   Y como digo, la culpable de todo es Amparo, antes estaba viviendo en Nueva York, de ahí me trajo unas tazas y cucharas medidoras preciosas, que ya os enseñé en otra entrada, ahora vive en México DF y lo que me trae son chiles. La verdad es que se los encargué cuando fueron sus padres a verla en Navidad, pero la jodía modorra dijo que se le olvidó mandarlos, pero realmente lo que quería era traérmelos y dármelos ella. Lástima que no se vaya a vivir una temporada a Australia, que hay una cosa de allí que me gustaría tener...


   A la izquierda la culpable, Amparo, a la derecha, su compañera de viaje, Maru, que se ha apuntado a pasar unos días en España y nos dieron la sorpresa del día en el bautizo de Martina. Creo que menos a mi hermana y a mi tía, que sabían que estaban por estas tierras, a los demás se nos debió quedar una cara de apampanados de esas que hacen época.

   Y poco más por hoy, la verdad. El puente ha sido muy tranquilo, no he ido a ningún sitio, pero es que en breve tengo otro evento familiar y hay que ir dosificando. Aunque bien es cierto que el jueves viví un día muy emocionante con unas amigas. Hubo una quedada en Madrid y lo pasé fenomenal con todas. En la siguiente entrada os pongo alguna foto, que antes tengo que convencerlas para que salgan aquí. Patusqueamos medio Madrid y fue un gustazo poder abrazarlas a todas. Lo dicho, ya os lo contaré más despacio.

   Nos vemos en unos días... Feliz  y picante semana a todos!!!