lunes, 11 de abril de 2016

Sazonador verde de Trinidad


Ingredientes:
- 80 gr. de cebolla.
- 35 gr. de ajo.
- 20 gr. de cilantro fresco.
- 10 gr. de perejil.
- 15 gr. de tomillo fresco.
- 100 gr. de cebolleta de primavera.
- 20 gr. de pimiento verde.
- 70 gr. de pimiento rojo.
- 100 gr. de apio.
- 7 gr. de jengibre.
- 1 gr. de Scotch Bonnet.
- 3 cl. de zumo de limón.
Elaboración:
   Teniendo todos los ingredientes preparados de antemano, es una receta que se hace de forma muy rápida.
   Lo único que tienes que hacer es meter todos los ingredientes en un procesador de alimentos y triturar hasta conseguir una pasta.
   Yo lo hago en la infernal (Thermomix), primero pongo todos los ingredientes en el vaso y trituro durante 10 segundos a velocidad 5. Bajo los ingredientes y pongo de nuevo 10 segundos, pero a velocidad 10 (el modelo que tengo es el 31, pero imagino que la 21 y la 5 irán más o menos de forma similar).
   Cuando está listo lo pasas a un bote, bien cerrado y al frigorífico hasta que lo vayas a utilizar.

Notas:
   Bueno, que no cunda el pánico, sólo hay dos productos que puede que no se encuentren con facilidad, dependiendo de donde viváis, pero para todo hay solución...


   En esa foto tenéis las cebolletas de primavera, que no las encontráis, no hay problema, se le pone cebolleta fresca y primer problema solucionado. A simple vista hay gente que las podría confundir con ajetes tiernos, pero no. Al tenerlas en la mano y olerlas se nota bien que son cebolletas.
   Si vivís en Madrid no tendréis problemas a la hora de haceros con un par de manojos, las suelen tener los supermercados de productos de alimentación oriental, que no "chinos" (no, las tiendas en las que igual te venden una bandeja, que un cable, que un cesto, que una lima no valen). En un triángulo pequeño del centro las podéis encontrar en varios sitios. Un super en la calle Leganitos, casi llegando a la Plaza de España. En los bajos de la misma Plaza de España también las encontraréis. Y en la Plaza de los Mostenses, tanto en el super grande que hay, como en el propio mercado.



   Punto importante, aunque en la foto aparezca el apio sin gracia y siendo casi todo ramita, lo normal es ponerle la parte de arriba, es decir, tronco y hojas, pero tenía unas ramas en el frigorífico que tenía que gastar y esta vez es un arreglo, pero o hacía la foto hoy, o tenía que esperar otro mes para publicar la receta, que me conozco, por lo que cuando lo vuelva a hacer, haré una foto con lo que le pongo normalmente, modificaré mis palabras y listo (siempre que me acuerde, claro). Ojo, no sólo las hojas, también parte del tronco!! Lo demás, ajos, cebolla y pimientos, van puestos para que veáis las cantidades aproximadas. Tímidamente aparece el limón al fondo, así veis también la cantidad que lleva.


   Aquí los aromáticos de la receta, perejil, cilantro, tomillo, jengibre y el Scotch Bonnet. Si no encontráis ese chile por donde vivís, tampoco pasa nada, se le mete un poco de cayena para darle en punto picante. Ojo, si lo encontráis, cuidado, que pica mucho y si os pasáis no quiero reclamaciones...


   Aquí está ya todo en la "infernal", listo y dispuesto para ser triturado.


   Así queda después de los primeros 10 segundos a velocidad 5. Lo sé, parece un poco de pasto rumiado por una vaca, pero es que no hay forma de hacer una foto que llame la atención de esto.


   Y así queda después de los 10 segundos a velocidad 10. Bueno, realmente no queda con ese color tan amarillento, pero entre el reflejo de las paredes, la luz de la campana y no sé qué más, pues se ve así. Aquí ya está listo para usar. Como digo en la elaboración, tan sólo hay que meter en un bote y guardar en el frigorífico. Se conserva perfectamente un par de semanas o tres, casi cuatro diría yo, pero eso ya lo iréis viendo vosotros.

Apuntes:
   Alguno se preguntará el uso que se puede dar a esta mezcla. Pues sirve para muchas cosas, por ejemplo, para marinar un pollo y hacerlo después en el horno o en la barbacoa (bestial). También para añadir a unas lentejas. Sí, sí, a unas lentejas. Se le pone una cucharada y les da un sabor espectacular. Bien es cierto que yo a las lentejas no les suelo poner chorizo y esas cosas pringosas (lo dejo para otros platos de cuchara, no os penséis que no gasto grasucha... Bueno, la única grasucha que no gasto es la mía...). También va genial para enriquecer un caldo o para añadir a un arroz,...

   Curioso, esto lleva en mi recetario muy poco tiempo y lo quiero tanto como a las demás recetas que tengo en la libreta!! Llegó de casualidad, Cecilia, una amiga de un grupo de Facebook puso un enlace sabiendo que me gustaría. Me fui de cabeza a verlo y me tiré todo lo que quedaba de día investigando en páginas americanas las diferentes formas de prepararlo. Como siempre, pues cojes un pellizco de aquí, uno de allá, otro que le metes tú... Y aquí está hoy, vestido de largo para presentarse en sociedad mi sazonador, con mis ingredientes, mis cantidades y todo mi amor.

   La verdad es que la receta se podría complicar un poco metiendo culantro, que aunque aquí también sea un nombre para denominar el cilantro, en realidad es otra hierba, muy parecida, aunque con sabor mucho más pronunciado, pero como eso sí que es complicado de encontrar, pues no se pone y listo. En Trinidad se le conoce como "beni". También es conocido como "recao", de ahí el nombre que tiene algo muy similar en cuanto a ingredientes, como es el recaito caribeño.

   De nuevo en Madrid y con entrada nueva. Digo de nuevo en Madrid, porque este fin de semana ha tocado ir al pueblo a respirar un poco de aire puro. Como siempre, me lo he pasado genial. El sábado, después de desayunar con padre en el bar, fuimos a casa a despertar a los remolones y nos fuimos al castillo de Puebla de Alcocer. Os recomiendo, si alguna vez vais por la zona, que vayáis a verlo. El pobre está viejecillo, pero poco a poco le van poniendo un poco mejor, aunque nunca volverá a ser lo que fue, eso está claro.


    Es un castillo anterior a la época de "María Castaña", pero que fue remodelado poco después de esa época, vamos, en el siglo XV. Como ya digo está bastante deteriorado, pero se puede imaginar lo que fue en su día.


    Observando mechinales, ventanas, puertas y demás, se puede ver que tuvo en su día tres plantas. ¿No me digáis que la chimenea que se intuye al fondo no tuvo que ser divina en esas largas noches de invierno...?


    Lo mejor de todo son las impresionantes vistas con las que se disfruta, ya sea desde la misma puerta del castillo, desde la muralla o desde lo más alto, que es la torre del homenaje. Por cierto, si os atrevéis a subir, probad a hacer un experimento... Atravesad andando y siguiendo una de las líneas del suelo la torre, mientras que vais hablando. Al llegar al círculo del centro, veréis como no os escucháis igual. Pero sólo lo podréis escuchar vosotros, ya que los que se encuentran fuera de ese círculo os seguirán escuchando igual. Si hace aire, tendréis que buscar la posición en la que os escuchéis de forma más extraña. Si lo hacéis, venís y me lo contáis!!


    También fuimos a la zona baja del pantano, a ver los caracoles de Pedro (que como no estaba o no nos escuchó, toca volver otra vez). Fuimos a la viña, para ver como va brotando, va estando preciosa!!. Y el domingo fue un día de esos que tan pronto llovía, como salía el sol, por lo que aproveché para organizar un poco un armario que imagino ha debido tener una guerra interior y estaba manga por hombro y también para dar un paseo por el campo e inmortalizar la flor que más me gusta del mundo, mundial, sí, la flor de la jara. Me podría tirar horas mirando esas flores, me parecen mágicas!!! Y no me extiendo más...


   Nos vemos en unos días... Feliz semana a todos!!!







sábado, 2 de abril de 2016

Pastel de naranja siciliano


Ingredientes:
- 250 gr. de mantequilla.
- 250 gr. de azúcar caster.
- 250 gr. de harina de repostería.
- 4 huevos M.
- 85 ml. de zumo de naranja.
- Ralladura de 1 naranja.
- 12'5 gr. de impulsor químico.
- Pizca de sal.
Para el glaseado:
- 125 gr. de azúcar glas.
- 25 ml. de zumo de naranja. 
Elaboración:
   Lo mejor es que empieces preparando todos los ingredientes, para así ir mucho más rápido y que no se olvide nada.
   El primer paso es preparar el molde. Para esta receta va genial un molde de 22 centímetros de diámetro. Engrasa el fondo y pon papel de hornear (en "notas" muestro como lo hago yo).
   Bate el azúcar con la mantequilla (que deberá estar a temperatura ambiente) hasta que la mezcla se vuelva blanquecina. Una vez que haya montado y que el azúcar no se note, ve añadiento los huevos de uno en uno, esperando a que se integre bien cada uno antes de añadir el otro.
   Incorpora la ralladura de la naranja y bate con suavidad hasta que se reparta por toda la masa. Añade toda la harina de golpe junto con el impulsor químico y mezcla muy bien (no hace falta tamizar, pero si crees que la harina puede tener grumos, hazlo, que no se tarda nada).
   El zumo lo debes echar al final, muy lentamente, para que la masa lo vaya absorbiendo bien. Todo esto se puede hacer a mano (ármate de paciencia), con unas varillas eléctricas (irás más rápido) o con un robot de cocina tipo KA (reconozco que es lo más cómodo).
   Cuando tengas todo bien mezclado, pon la masa en el molde que tienes preparado y extiende con la ayuda de una espátula, cuchara o similar. Introduce en el horno, que debes tener ya precalentado a 170º C y hornea entre 40-50 minutos, con las resistencias de arriba y abajo encendidas. Es importante estar un poco pendiente, ya que cuando lleva unos 20 minutos o así, la superficie suele estar ya dorada, por lo que debes poner por encima un trozo de papel de aluminio para que no se queme.
   Cuando introduzcas un palillo en el centro y salga limpio, será el momento de sacarlo. Pon el molde sobre una rejilla y deja enfriar sin desmoldar.
   Una vez frío, desmolda, pon en una fuente y, si has decidido cubrirlo con la glasa, prepárala. Tamiza el azúcar glas y ponlo en un cuenco, añade el zumo de naranja y mezcla todo muy bien hasta que se quede como una pasta. Extiéndelo por encima del pastel y deja que solidifique.

Notas:
   Antes de que se me olvide, que sé yo que puede pasar... El azúcar caster no es más que un azúcar intermedio entre el azúcar blanco granulado que tenemos casi todos en casa y el azúcar glas. Si no lo encontráis, se puede preparar en un momento en un molinillo de café (no olvidéis limpiarlo bien antes moliendo arroz), o en un robot de cocina tipo Thermomix, por ejemplo. El motivo de utilizar este tipo de azúcar es que es mucho más fácil de incorporar en algunas masas. Por cierto, en breve lo utilizaré en otra receta deliciosa.
   Y explicado esto, nos metemos en faena:


   Como veis  a veces me lio a la hora de empapelar un molde, pero esto era más rápido que cortar un trozo de forma redondeada y después hacer el borde. Es muy sencillo, se da de mantequilla el fondo y lateral del molde, se pone el papel, al que se le hacen unos cortes para que se vaya amoldando bien y con ayuda del pincel se van pegando para que se quede todo bien unido. Después está en vuestras manos dar o no mantequilla a todo el papel. Yo lo suelo hacer.


   Aquí podéis ver la cantidad de zumo de naranja necesario para la receta y también el tamaño de la naranja que suelo utilizar para sacar la ralladura. Es una naranja de tamaño medio (de mi naranjo, por supuesto).


   Sé que en la foto no se ve muy bien, pero a la izquierda está la mantequilla con el azúcar caster, que yo no compro, siempre lo suelo hacer en la "infernal" (Thermomix), ya que se hace en un plis-plas. Aunque cuando es una cantidad muy pequeña siempre lo preparo en el molinillo de las especias. A la derecha se ve la textura que debe tener la mezcla de mantequilla y azúcar una vez batidas.


   Como veis, la masa no es muy líquida una vez que está todo junto, por lo que como digo en la elaboración, debéis extenderla con cuidado antes de meter en el horno, alisando la masa, sin que tenga que quedar perfecta.


   ¡¡¡Importante y mucho dejar enfríar el bizcocho en el molde!!! Aunque en la foto no aparece, hay que ponerlo sobre una rejilla, para que "respire" y se enfríe sin condensar. Sí, lo sé, se me ha abierto, pero es que tenía el horno a más temperatura cuando lo metí y ese es el motivo, no esperar a que bajase la temperatura, pero me pudo mi "gonzalismo"...


   Aunque parezca mucho azúcar para tan poco líquido, os aseguro que es suficiente. Eso sí, si os gusta una glasa más ligera, es tan sencillo como añadir algo más de zumo de naranja. Pero con mucho cuidado, ya que un poquito más de la cuenta puede suponer un "aguachirri" que no sirva para nada.


   Así queda con las cantidades que doy arriba. A mi me gusta mucho, aunque el aspecto no sea tan bonito como cuando se hace más ligera, pero al dejarla con esta textura se queda perfecta para cortar y no aguar el bizcocho.


   Y aunque en la foto de portada se ve, pues no he podido resistirme a poner la foto del corte, que evidentemente, entre ayer que fue cuando la hice y hoy, pues ya el hueco es bastante más grande.

   Por cierto, cuando hago este tipo de preparaciones siempre le suelo meter al último huevo que añado una cucharada de la harina que tengo que utilizar. Y aunque no lo diga en la elaboración de la receta, es muy importante que los huevos estén a temperatura ambiente. Lo ideal es sacarlos como una hora antes.

Apuntes:
   Sí, lo sé, como siempre ha pasado tiempo desde que publiqué la última receta, casi un mes desde que puse el pesto de cilantro y pipas de calabaza (aquí la receta), pero entre la Semana Santa y unas cosas y otras, pues se me va el santo al cielo...
   La culpa de que publique hoy esta receta la tiene Isabel, que hace unos días puso una foto del pastel en Instagram y me recordó que llevaba tiempo sin hacerlo, por lo que aproveché para sacarle unas fotos y publicarlo en el blog. Por cierto, Isabel tiene una cafetería-tienda en Gijón, que recomiendo al cien por cien. Se llama Aliter Dulcia y tiene auténticas maravillas, por lo que si pasáis por allí espero que vayáis a hacerle una visita y a degustar entre otras cosas sus fantásticos "limoncitos", ya que mal que nos pese a todos, ha decidido llevarse la receta a la tumba...

   Podría decir que no sé desde cuando lleva esta receta conmigo, pero en este caso sí que lo sé. Me la encontré hace muchos años dando vueltas por internet, de rebote y buscando otra receta que no tenía nada que ver con dulce. Fue en "The Guardian" y viendo los ingredientes que llevaba, me enamoró, para que vamos a engañarnos. Mucha mantequilla, naranja, azúcar... El dulce perfecto para acompañar mi té de todas las tardes. Cuando la probé me apropié de ella y fue de cabeza a mi libreta de recetas. La diferencia es que la receta original va con lo que aquí se conoce como "harina bizcochona", vamos, la que lleva la levadura incorporada y yo le pongo lo que se conoce popularmente como "Royal" y harina de repostería. A veces reconozco que le hago una pequeña modificación y es ponerle un poco de ron, que le va que ni pintado.
   Investigando el origen de este fantástico pastel y siguiendo las palabras de Almost Bourdain, vi que era uno de los pasteles estrella de un negocio en Sydney, el "Caffe Agostini", propiedad de  Margei, aunque si vais no os molestéis en buscarlo, que cerró hará como 11 años. Pero bueno, al menos nos dejó la receta de este delicioso pastel.

   Y cambiando de tema antes de rematar la entrada. Carlota cumplió 2 años el 20 de Marzo (también Martiño, o como escribirían algunos, Martinho, cumplió 6 el día 15 e Ignacio cumplió los 10 añazos el 26).


   Lista es más que el hambre, graciosa a más no poder, pero madre de Dios, ¡¡¡qué perruza es para hablar!!! En eso no se parece en nada a mí, que a veces parezco un loro viejo. En eso se parece más mi sobrino, que nos peleamos para poder hablar... Cuando llegamos al pueblo estaban ya allí mi hermana, mi cuñado, mi sobrino David y ella y cuando nos vio se volvió loca, pero loca, loca. Casi de un salto se me encaramó al cuello, del mío al del tito Caco, de ahí al suelo y todo su afán era agarrar a su madre y señalarnos mientras que decía "¡¡¡mamá, titaaaaa, mamá, titooooo!!!". Esas cosas hacen que yo pierda la cabeza. Eso y la gran sonrisa que ponía cada mañana cuando iba a la cama a recogerla para llevarla a desayunar, aunque la sonrisa era igual de grande cuando se iba escaleras arriba a dormir, mientras que iba despidiéndose de todos. En lo dormilona debo decir que sale a la abuela, a la madre, a la otra tita (un besazo a mis tres marmotillas).

   En fin, que no os castigo más con mis cosas, que hay gente esperando la receta para poder hacerla y no quiero que por mi culpa no la puedan hacer, si no hoy, sí mañana. Ahora voy a echar a cara o cruz si la siguiente receta que suba es la de unos garbanzos especiados o por el contrario pongo la receta del sazonador del que os hablé cuando puse el pesto de cilantro. Ese me gusta mucho y esta Semana Santa la he probado en un pollo hecho en la barbacoa y en casa triunfó.

   Nos vemos en unos días... Feliz semana a todos!!!